Movistar Guatemala pide unidad y trabajo para superar los ataques "terroristas"

Movistar de Guatemala, subsidiaria de la española Telefónica, está enfocada en superar con unidad y trabajo los ataques "terroristas" de los que ha sido víctima durante los últimos días por un grupo de extorsionistas.

Guatemala, 15 nov (EFE).- Movistar de Guatemala, subsidiaria de la española Telefónica, está enfocada en superar con unidad y trabajo los ataques "terroristas" de los que ha sido víctima durante los últimos días por un grupo de extorsionistas.

La compañía, que fue blanco de varios ataques armados simultáneos el viernes pasado que dejaron a 4 de sus trabajadores muertos, cree que se trata de un "acto terrorista" y pide que sea tomado como tal por las autoridades, que ya realizan investigaciones y custodian las actividades de la empresa por seguridad.

Fuentes de la entidad, que prefieren mantener el anonimato por miedo a su integridad, reiteran a Efe que la multinacional ha tenido "el acompañamiento de las máximas autoridades de Telefónica" y de "diversas entidades nacionales e internacionales" que han mostrado solidaridad "ante esta crisis".

Los supuestos extorsionistas piden a Movistar el pago de 100.000 quetzales (13.600 dólares) "de entrada", así como otros 2.000 quetzales (273,2 dólares) por cada unidad de transporte de las 20 que había calculado el grupo criminal, según un audio difundido públicamente que una fuente de la empresa confirmó como auténtico a Efe.

El mismo día de los ataques, el viernes, viajó a Guatemala el presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete López, para conocer de primera mano lo sucedido y coordinar las acciones a seguir.

Álvarez-Pallete "nos animó a todos para que estemos muy unidos y dedicados a nuestras labores habituales", indicaron los fuentes consultadas por Efe, que añadieron que el presidente ejecutivo de Telefónica les dijo que "juntos" superarían "esta adversidad".

Es por ello que les pidió seguir "trabajando con la frente en alto por el bien de nuestros colaboradores, clientes y proveedores".

Los ataques y llamadas de los extorsionadores tomaron a Movistar de Guatemala por sorpresa, pues previo al viernes "no habíamos recibido llamadas de esa magnitud ni ninguna amenaza solicitando extorsión".

Tan pronto tuvieron conocimiento de las extorsiones y de los tiroteos, la compañía presentó una denuncia junto a sus "aliados comerciales" ante las autoridades, quienes "han actuado bajo sus protocolos de investigación".

La subsidiaria de Telefónica en Guatemala aseguró que "nunca" ha hecho ningún tipo de pago por extorsión a ningún grupo o a cualquier otro tipo de persona, y manifestó que son "transparentes", pues las áreas de cumplimiento los "obligan" a estar dentro de los parámetros de ética y moral en todos los países donde operan.

La máxima prioridad de la compañía "ha sido preservar la seguridad de nuestros colaboradores", por lo cual cerraron operaciones el fin de semana -a excepción de su call center- y gradualmente abrieron sus centros de atención el lunes y martes pasados agregaron las fuentes, que no quisieron cuantificar las pérdidas.

Por ahora, Movistar, solidaria con las víctimas, se encuentra "reforzando" los operativos de seguridad, "invirtiendo" en ella, "sobre todo en la parte técnica y radio base", un aspecto al que destina un 7 % de sus activos, una cantidad similar a la de otras empresas según estadísticas de la Cámara de la Industria de Guatemala (CIG).

Según la CIG, las maras perciben anualmente por extorsiones cerca de 295 millones de quetzales (40,3 millones de dólares), de acuerdo a la cantidad de denuncias, pero si se toma en cuenta "lo no denunciado", los ingresos de los criminales podrían ascender a 500 millones de quetzales (68,3 millones de dólares).

La tasa de denuncia de extorsión en Guatemala en 2016 fue de 43,1 por cada 100.000 habitantes, es decir, 7.125 denuncias, un 59 % en residencias, 32 % en negocios, 8 % en transporte y el 1 % restante en otros sectores, según el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) de Guatemala.

Emiliano Castro Sáenz