Frente a la carestía en Siria, producto nacional

El producto nacional es lo que más abunda en los mercados sirios, tanto en los centros comerciales de las zonas más acomodadas como en los zocos populares, para contrarrestar las sanciones económicas impuestas sobre este país y la carestía tras más de seis años de guerra.

Damasco, 18 nov (EFE).- El producto nacional es lo que más abunda en los mercados sirios, tanto en los centros comerciales de las zonas más acomodadas como en los zocos populares, para contrarrestar las sanciones económicas impuestas sobre este país y la carestía tras más de seis años de guerra.

Al mediodía, hay pocos clientes en el centro comercial Damasquino, situado en el distrito de clase alta de Kafr Susa, en Damasco, aunque los comerciantes aseguran que a última hora de la tarde el lugar se llenará de compradores.

Las joyerías y locales de artículos de lujo se mezclan con cafeterías y restaurantes, que en este momento del día están a rebosar.

El director de inversiones de Damasquino, Nuredín al Qayem, recibe a Efe en su despacho de la última planta del imponente edificio.

Tras años de retroceso del consumo, "en 2017, hemos visto una mejora en los mercados porque el Gobierno ha trabajado en la rehabilitación de las zonas industriales de Alepo y Damasco, lo que ha ayudado a que el producto sirio llegue a los ciudadanos", afirma Al Qayem.

El director de inversiones señala que la prioridad de las autoridades ha sido aumentar las fábricas en el territorio para aumentar la producción nacional, "más adecuada al bolsillo sirio".

No obstante, apunta que también pueden encontrarse importaciones pero en un pequeño porcentaje.

Según sus propias predicciones, "los productores y comerciantes miramos al 2018 como el año de la gran explosión comercial".

Al Qayem recuerda que desde el inicio de la guerra el consumo ha ido fluctuando.

"Entre 2011 y 2013, hubo una disminución del movimiento en los mercados sirios en lo que respecta a los clientes debido a los sucesos en el país -indica-. En 2014, hubo una recuperación de en torno el 30 %; y en 2015 fue el año de la estabilidad".

A partir de esta última fecha, "empezó la recuperación con las operaciones del Ejército que liberó áreas próximas a la capital de manos de los terroristas, lo que ha tranquilizado a los ciudadanos, que ha vuelto el consumo", señala Al Qayem.

El avance de las Fuerzas Armadas sirias y la ausencia de hostilidades en las zonas retomadas ha hecho que durante el último años la compraventa de mercancías se haya recuperado, a juicio del responsable de Damasquino.

De acuerdo a los últimos datos oficiales de la Oficina Central de Estadísticas siria, la inflación alcanzó el 43,2 % en 2015.

Al Qayem destaca que la carestía afecta en general a la mayoría de los productos y que "los comerciantes lo han contrarrestado con mercancías de menos calidad, pero adecuadas al mercado y la capacidad de gasto del ciudadano sirio".

En uno de los pasillos de Damasquino, Hayat, de 18 años, pasea con sus amigos.

"Hemos venido a dar una vuelta por el centro comercial y a lo mejor vamos a un restaurante", explica esta joven, que reconoce que "todo está un poco más caro aquí que en los mercados populares".

No obstante, no descarta comprar un bolso si encuentra alguno que le guste.

En otro rincón de Damasco, lejos del barrio de Kafr Susa, los viandantes tratan de abrirse paso entre los puestos del mercado popular de Al Sheij Saad.

En este lugar, en mitad de la calle, puede encontrarse de todo, desde comida hasta ropa y aparatos electrónicos, pero por un precio menor al de los centros comerciales.

Atardece y el estruendo del tráfico inunda cada parte de Al Sheij Saad.

Por allí, pasea junto a su esposa Mustafa, un jubilado y exempleado público que se queja de que apenas llega a fin de mes con su pensión, cuyo monto no quiere revelar, aunque sus dos hijos le ayudan.

"Los precios son altos en general pero si miramos la época que nos ha tocado vivir o lo que está pasando (en el país ) es normal que los precios suban", subraya.

Para Mustafa, los precios siguen siendo altos, aunque han ido disminuyendo paulatinamente en los últimos dos años.

El jubilado lamenta que la carestía se deba a las sanciones económicas contra Siria, que aplican desde hace años la ONU, la UE y EEUU contra individuos y empresas del país árabe.